Al Unísono: Entrevista a Cambio de Andén Cristóbal Rivera, voz y primera guitarra de Cambio de Andén, junto a Felipe Caro, segunda guitarra del grupo, llegaron hasta las dependencias del Centro Cultural para contarnos que tienen una historia larga a pesar del corto tiempo que llevan tocando. Formaron una banda con múltiples influencias e historias, desde integrantes que no sabían tocar a otro que se formó tocando la batería en la iglesia. A nadie, salvo al fundador, le gustaba el nombre Cambio de Andén. Tocaron por primera vez en un bar de Quilicura covers de Soda Stereo y Cerati y apenas una canción propia. El próximo 20 de mayo a las 21:00 horas abren el ciclo Al UNÍSONO 2016 con repertorio propio y aquí nos dejan algunas historias e impresiones sobre sus vidas en la música. ¿Cómo fueron los inicios de Cambio de Andén? Es una historia larga. Empezamos tocando en el colegio, para matar el tiempo y como simple hobby. Éramos chicos y no todos tocábamos. Nuestro punto de partida es el colegio. Primero fue con covers, pero luego nos enteramos de un concurso de la revista Rockaxis y decidimos participar con una canción de hard rock y nos fue súper bien, sacamos el tercer lugar entre cientos de bandas de todo el país y cantó mi hermana –señala Cristóbal-. Eso fue un golpe, una señal, quedar entre los cinco mejores con apenas tres meses ensayando juntos fue muy importante y desde ahí empezamos a ensayar y tocar todos los días. Cuando no llevaba la guitarra al colegio, me conseguía una. La primera vez que tocamos como Cambio de Andén fue en un bar de Quilicura y a nadie de la banda le gustó el nombre. A mí me gustaba –dice Cristóbal-, y finalmente quedó porque las otras propuestas eran muy metaleras. En esa oportunidad tocamos covers de Cerati y Soda Stereo más una canción propia. A la gente le gustó, pero nosotros ya sabíamos que teníamos que hacer canciones propias si nos queríamos dedicar en serio a la música. De pronto apareció la posibilidad de participar en el ciclo de Al Unísono y comenzamos a tocar con más seriedad y ya con una formación definitiva. Un día supimos que existía El Gallinero, una instancia para bandas jóvenes que se hace en Concepción y donde había tocado The chilean way, les escribimos mostrándole una canción y nos llamaron para tocar. Viajamos en un auto, tocamos y nos devolvimos el mismo día. Allí ya sabíamos que estábamos por un camino correcto, había que seguir tocando. ¿Qué música están escuchando? ¿Cuáles son las influencias musicales en la formación de la banda? Muy extraña y diversa. Cuando éramos chicos sonaba por todos lados el reggaetón y a nosotros no nos gustaba, pero tampoco teníamos conocimiento de otra música. Y así empezamos. Lo primero serio que empecé a escuchar y me sirvió mucho –nos dice el vocalista- fue Phil Collins. También Kool and the gang. Luego vino el rock: Guns and Roses, Scorpions, Deep purple, un poco de Led Zeppelin, todo esto me ayudó mucho para ir perfeccionando la técnica con la guitarra, aunque también creo que escuchar de todo sirve para avanzar. En un viaje a Brasil descubrí la música brasileña y me gustó mucho, no podía creer la dificultad que tenía. En mi caso -agrega Felipe Caro- escuchaba mucho rock en mi casa, pero estoy interesado en la música británica actual, especialmente en Radiohead y de las cosas que escucha el resto de la banda. Pero escuchamos de todo, queremos saber todo, la música de las películas, escuchar desde Pantera a One direction, aunque suene mal y sean malos, hay que saber cuáles son las notas que están lavando el cerebro de los niños, todo nos interesa si se trata de aprender. ¿Cuál es la postura de ustedes frente a la pregunta por el papel de los músicos? ¿Por qué eligen la música y no otras líneas artísticas? Porque nos fascina la música, no creo que pudiésemos vivir sin tocar música. Piensa que ya estamos estudiando, tenemos muchas cosas que hacer y seguimos tocando. Le tenemos un cariño muy especial a la música. Tenemos claro que estamos partiendo y que hay que seguir. Esta es la primera razón. Otra razón es que tuvimos buenos resultados y eso nos impulsó a crear más música, a seguir con la banda. Nosotros queremos entregarle algo a la gente, creemos tener esa capacidad. Tenemos la libertad de hacer algo que otro va a poder disfrutar más adelante, en diez años más va a poder escuchar lo que se hacía en este momento o quizás la idea de que podamos dejar algo, uno nunca sabe, compartir lo que está en nuestra cabeza. La música es algo eterno que va sumando por todos lados. Nosotros mismos estamos tocando cosas de gente que ya murió. A nosotros nos interesa el proceso de creación, canciones muy malas con el tiempo de trabajo se transforman en cosas muy buenas. Queremos hacer algo, algo que va a quedar, eso es lo bonito del arte. A nadie le importa lo que hace un ingeniero, no tiene ninguna relevancia.